Efímera es la ilusión detrás de lo imposible,

la cual sí
lograce atravezar la barrera de la imposibilidad

ésta ocasionaría un caos
que haría que su esencia se perpetuara.


sábado, 7 de enero de 2012

Camino en Reversa... Así es la Vida

-Que risa tan mágica- dije a mis adentros, mientras miraba a los pequeños niños jugando en el parque envueltos en sus juegos infantiles llenos de inocencia y fantasía.

Cuanta de esa magia permeaba por doquier, y cuanta el viento arrastraba para perecer en los recóndito glaciares del olvido.

A cierta edad, el razonamiento y la inteligencia adquirida a través de la experiencia, nos hace ver  los caminos más cortos, los mas holgados y espaciosos, los estrechos y sinuosos de la vida que ya hemos recorrido, y es cuando volvemos al alma mater de las fantasías y anhelos, imaginamos, soñamos y volvemos a desear, pero esta vez no soñamos con lo futuro, con las metas y los propósitos, sino retrocedemos en el tiempo, caminamos hacia atrás para repasar los improperios de la vida, los errores, las andanzas turbias y sinsabores que la misma experiencia nos dio como potaje del conocimientos hundiéndonos en burbujas de "hubieras" y "quizás", atormentándonos vamos caminando por la vida como quimeras de cuerpo torcido, donde el rostro en la espalda visualiza el camino andado y los pies caminan hacia el abismo de la muerte sin percatarnos de la caída. Fisionomía de un ser adulto.

Una resolución, aunque cruel y sin temor a ser fantasiosa, es que el camino es como ha sido siempre y como siempre será, no hay mas que hacer, aunque muchas de estas quimeras ya mencionadas, se empeñan en seguir con los vicios de inculcar a su propia estirpe la culpa y el temor a cometer los errores cometidos en el pasado de su haber, errores que son los verdaderos maestros de la vida, errores de los que se aprende a vivir.

Cuantas veces se han puesto a razonar sobre sus tropiezos, esos errores y cajeteadas que tanta sabiduría les han dejado, tantas y tantas experiencias desagradables que han formado el carácter, la personalidad y la sabiduría que hoy posees.

Un grito estridente y bulliciosas lamentaciones me sacaron abruptamente de mi ensoñación y reflexión personal en la que me encontraba. Giré la vista hacia el bullicio, y mi mirada encontró a esos pequeños de sonrisas mágicas y fantasía anhelantes ahora tornados en llantos y lamentaciones dolorosas, pues uno de ellos arrojo una roca hacia el cielo y como parte de una experimentación de principiante se detuvo a observar el actuar de dicha roca voladora. Un error sin duda que le dejará la experiencia y el saber de que una piedra arrojada al cielo, siempre volverá al lugar de donde fue despedida, con la misma fuerza y la misma intención gracias a la fuerza de gravedad.

- Hey chico, ahora sabes que hay que tener cuidado con esas rocas, siempre le dan a uno en la cabeza cuando no se huye de ellas- le dije con una amplia sonrisa mientras encendía mi cigarrillo y caminaba en dirección a ese lugar que desde hace buen tiempo frecuentaba justo a las 6:30 de la tarde.

martes, 3 de enero de 2012

Esa Noche....

Esta noche no es como cualquiera, no lo es, por el simple hecho de estar sentado aquí en este bar bebiendo una helada cerveza y exhalando el humo de un raquítico cigarrillo.

Lo que a mi alrededor se desarrolla me provoca una apoplejía momentánea, un fugaz encuentro conmigo mismo y mi alrededor, me hace pensar, me hace visualizarme sentado con la mirada expectante y relajada mientras me degrado cada vez mas en un vicio que tendrá un fin, como todo, pero que por ahora me ata a las costumbres pueriles que en su momento reflectaban una victoria ante la moralidad y el perjuicio, esa imagen de chico malo, la imagen respetable de un joven que sabe lo que quiere y necesita.

Y ahí estaba yo, sentado con un cigarrillo y una cerveza, nada más.

Las imágenes que ante mí se mostraban eran distantes y difusas, cabelleras largas, chamarras de cuero, piercings, tattoos, e infinidad de cosas las cuales en ese ambiente se desenvuelven como vaho saliendo de una boca con frío, como una hoja seca en un bosque otoñal, otoñal como me siento a mis 26 años, que si bien no son demasiados, son suficientes para darme cuenta de lo mucho que he cambiado, tanto física, como mentalmente.

Lo deprimente en esta situación, es el sentir el como la vida se ha escabullido lentamente por los dedos, o tal vez tan fugazmente que ni siquiera me dí cuenta de como es que las cosas que me aficionaban y me parecían parte elemental de mi personalidad y mi carácter, ahora me parecen carentes de importancia e irrelevantes ante mi ser.

Pues bien, el tiempo pasaba y la concurrencia de aquel bar, un bar cómodo, poco bullicioso pero con buen semblante, un bar que podría albergar al triste y al emocionalmente excitado, al malhumorado con la vida y con dios, al alegre de sí y por supuesto, al incomodo, al que nadie voltea a ve por ser como un mueble, algo no relevante, algo que simplemente sabes que esta pero no despierta el mas mínimo interés como para dar una hojeada.

Y ahí estaba yo, formando parte del panorama, siendo y estando, gastando y viviendo, sin hacer ni bien, ni mal, simplemente bebiendo una cerveza y fumando un cigarrillo.